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5/8/08

Espectadores del sonido.


Quiénes le tratéis con frecuencia sabréis que Mr. Pájaro sólo llora cuando escucha música y cuando los hombres desaparecen de su vida (a Mr. Pájaro le gustan mucho los hombres). Aunque es cierto que hubo una temporada en que lloraba a mares porque sufría de vértigos al caminar: "Son esas contracturas que tienes en la espalda, que dificultan el riego sanguíneo "_ decían los especialistas_ "Es el miedo"_ diagnosticó la madre de Mr. Pájaro, y los doctores tuvieron que darle la razón allí mismo, delante del celador.

Por suerte para Mr. Pájaro los vértigos desaparecieron hace mucho tiempo y ahora administra su reserva de lágrimas entre pitos y flautas exclusivamente. Este Blog no hablará ni de pitos ni de hombres porque Anah!!! lo hace cien veces mejor desde el suyo (
http://anahrmacias.blogspot.com/). Yo dedicaré el mío a las flautas y al tamboril, que también me hacen llorar pero no del disgusto, hay que ver.

Como fanfarria de bienvenida os invito a escuchar este ruidoso fragmento de
Florence Foster Jenkins (1868-1944), una soprano estadounidense que se hizo famosa por su extraordinaria falta de habilidad musical.

Aria de coloratura de "La Reina de la noche" de la ópera "La flauta mágica" de Mozart.

"(...) con 76 años, Jenkins finalmente cedió a los deseos de sus admiradores y actuó en el Carnegie Hall el 25 de octubre de 1944. Tan anticipada fue la actuación que las entradas se agotaron con semanas de antelación. Jenkins murió un mes después (...)".

Más información:

http://es.wikipedia.org/wiki/Florence_Foster_Jenkins

1 comentario:

Unknown dijo...

"Fama de rendido galán gané en el ánimo de muchas mujeres, gracias a la costumbre de fingir, para que mi alma se sienta menos sola. Por todas partes fui buscando en qué distraer mi inconformidad, e iba de buena fe, anheloso de renovar mi vida y de rescatarme a la perversión: pero dondequiera que puse mi esperanza hallé lamentable vacío, embellecido por la fantasía y repudiado por el desencanto. Y así, engalándome con mi propia verdad, logré conocer todas las pasiones y sufro su hastío, y prosigo desorientado, caricatureando el ideal para sugestionarme con el pensamiento de que estoy cercano a la redención. La quimera que persigo es humana, y bien sé que de ella parten los caminos para el triunfo, para el bienestar y para el amor.
José Eustasio Rivera:"La Vorágine"